lunes, 19 de mayo de 2008

EXPERIENCIAS COMPARTIDAS | Un análisis de caso sobre certezas e incertidumbres de la profesión

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO
Secretaría de Ciencia Técnica y Posgrado
Unidad Académica : Facultad de Artes y Diseño

Denominación del Proyecto
Análisis comparativo de la inserción y desempeño laboral de los graduados de la carrera de Diseño Industrial, con las características psicológicas y de rendimiento académico relevadas en su trayectoria como estudiantes. Segunda Etapa

Director: Porras de Hernández, María del Carmen
Co-Director: Braconi de Catania, Laura Viviana

Texto: D.I. Fabricio de la Vega




Formulación y fundamentación del problema a investigar
La compleja reestructuración que ha sufrido el mercado laboral en las últimas décadas ha llevado a los graduados de Diseño Industrial, en sus dos orientaciones: producto y gráfica, a hacer sustanciales adaptaciones, ya que las competencias requeridas han ido variando según el momento y son muy diferentes de las exigidas históricamente.
Como consecuencia de la política neoliberal implementada por el gobierno nacional en la década de los 90, se produjo paulatinamente la disminución de la producción industrial nacional en favor de los bienes de capital importados y desfavoreciendo la industria nacional. En este contexto, los diseñadores industriales debieron buscar nuevas fuentes laborales, no dependiendo tanto de la producción industrial que permitía la inserción estable y asalariada, sino generando trabajo autónomo y el desarrollo de emprendimientos innovadores, convirtiéndose en sus propios “empleadores”, gestionando recursos y fuentes de financiamiento, intentando encontrar nichos disponibles para poder insertar sus propios productos. Por otro lado, el desarrollo de las TIC`s y otras tecnologías asociadas a la producción, ha transformado en forma profunda el quehacer del diseñador. Esta situación ha determinado que el diseñador deba responder para actualizar sus desempeños.
Actualmente está en pleno desarrollo un proceso de afianzamiento de la industria nacional, superando los modelos económicos anteriores, lo que significa un proceso de adaptación a las nuevas condiciones contextuales por parte de los graduados de diseño.
La observación de estas situaciones nos lleva a investigar el accionar de los diseñadores en el medio. Se puso énfasis en la flexibilidad personal y grupal para adaptarse a los cambios, comparando los profesionales que se desempeñan eficientemente y los que no, indagando tanto las habilidades que se requieren, como las motivaciones inconscientes que puedan estar en juego. Además nos proponemos verificar si las competencias adquiridas en la carrera se comportan como herramientas válidas para desempeñarse en el ámbito laboral con relativo éxito.


Objetivos de la investigación:
- Profundizar el análisis del perfil del egresado y ampliarlo mediante el seguimiento de la inserción laboral de la cohorte 92.
- Analizar si las competencias adquiridas en la carrera de Diseño Industrial, en sus orientaciones en pro-ductos y en gráfica, tienen correspondencia con las competencias requeridas en el mercado laboral.
- Detectar características psicológicas que son propicias para la inserción profesional en el mercado laboral.
- Contribuir a determinar el perfil del diseñador.
- Elaborar instrumentos con capacidad predictiva.



Experiencias Compartidas
Un análisis de caso sobre certezas e incertidumbres de la profesión.

D.I. Fabricio de la Vega | 1995 - 2001
Profesor Universitario | Titular Estudio Picante


RESUMEN
A partir de un análisis de caso se presentan las experiencias vividas por un grupo de egresados de la cohorte de 1995 que luego de egresar e insertarse profesionalmente en el medio retornan a las instituciones académicas (públicas y privadas) a fin de transferir tales experiencias a los futuros egresados de diseño gráfico y darles la oportunidad de que descubran cómo las competencias adquiridas durante la carrera les permitió el desempeño en la profesión y les posibilitó la generación de nuevos campos, frente a los cambios socioeconómicos que se han suscitado.


Experiencias suman, incertidumbres restan.
Soy diseñador industrial especializado en gráfica. Comencé mis estudios universitarios en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo en el año 1995. Tuve el honor, y para el orgullo de mis padres, de egresar en 2001 obteniendo el mejor promedio de las carreras de Proyecto de Diseño de la Facultad. Antes de recibido, había comenzado a realizar pasantías ad-honorem en distintas instituciones no sólo como diseñador sino también como auxiliar de docente, realizando mis primeras adscripciones en la cátedra de Semiología.
Los primeros años de egresado venían acompañados de un sin número de miedos y dudas con respecto a mi situación laboral. Había dedicado más de cinco años de mi vida a algo que no sabía si me iba a permitir realizarme como persona, como profesional y en un futuro, porque no, como padre y sostén de familia.
Todo era un conjunto de sensaciones y un ovillo muy difícil de desenredar. Sólo pude centrarme en la paciencia, el esmero y el esfuerzo por aprovechar cada oportunidad, por más pequeña que fuera, que se me presentara.

Decidí titular este texto “Experiencias compartidas”, precisamente porque desde mi postura como profesional y hoy también como docente la riqueza de las vivencias se contraponen, se asemejan, se separan. Creo convincentemente. y hoy más que nunca, que se trata de romper las barreras ontológicas que existen entre el mundo académico y la actividad profesional, y poder vincularlas y adaptarlas para actuar en una sociedad viva, cambiante, incierta. Según Roig, bajo la idea de un discurso utópico, podemos pensar cómo estamos, cuál sería el ideal y desde esta perspectiva poder entender cómo mejorar aquella situación.
Nuestra actividad profesional está tan altamente ligada al desarrollo y la evolución tecnológica que es necesario entender que lo tecnológico es parte del medio y por tanto cumple también una función social relevante y es necesario estar dispuesto y preparado para la incertidumbre que generan estos cambios.

Por este motivo quisiera relatarles mis experiencias personales con respecto a un caso muy particular que tuve el placer de poder compartir con tres personas muy especiales y queridas: mis compañeras de estudios universitarios y posteriormente de trabajos profesionales.

Egresamos en 2001. Compartimos toda la carrera. Hoy la vida todavía nos tiene unidos. Decidimos formar un estudio de diseño allá por 2002. La crisis económica del país era importante y la desocupación aumentaba cada vez más… Habíamos emprendido un camino del que ninguno sabía qué nos depararía el destino ni cómo haríamos para recorrerlo. Sólo lo decidimos. Recuerdo haber estado esa tarde en casa de una de mis socias pensando nombres y alguna estrategia de publicidad. Todos nos atrevíamos a soñar, pero el temor, la incertidumbre, era grande. Ninguno había intentado esto antes y de pensarlo durante el cursado de la carrera siempre lo vimos como algo muy lejano, algo que vendría con la vida misma colmado de dudas, algo que sólo se podría cosechar con la experiencia.


El destino, la vocación, la suerte, la capacitación nos llevaron al mundo del diseño editorial. Un diseño muy particular que exige de muchas horas de concentración y de gestión. Implicancias con diversas disciplinas y una articulación entre ellas que siempre terminan en las mismas manos: las del diseñador. Fotografía, edición y corrección de textos, impresión, acabados, publicidad y promoción, todas articuladas en un mismo proyecto, ejecutadas desde su propia técnica y tecnología, bajo un sólo concepto, el de la pieza editorial. Diversas temáticas tales como periodística, informativa, educativa, recreativa, cultural.
La experiencia es el resultado de crecer, de madurar, de enfrentar los miedos y de aprender de los errores y aciertos. Y en este emprendimiento, formar nuestro propio estudio de diseño, que abordamos hace 5 años fueron muchas las experiencias que se sumaron. Una de ellas, tal vez una de las más significativas, fue rediseñar editorialmente un diario de Mendoza: El Sol.
El trabajo se inició con un concurso cerrado de creatividad y presupuestos. Fuimos convocados a participar en diciembre de 2006 y en los primeros días de febrero presentamos nuestra propuesta que más tarde sería la elegida por un equipo especializado y el directorio del diario. Luego de un exhaustivo análisis de antecedentes conformado por diarios provinciales, regionales, nacionales e internacionales, comenzamos el anteproyecto en función de los requerimientos que nos fueran indicados para armar la propuesta. El diseño que presentamos se basa no sólo en un cambio, organización y jerarquización de la puesta en página y diagramación del diseño editorial inicial, sino también en una nueva estructuración del proceso de desarrollo de los contenidos, que implica ajustes en el circuito de elaboración de los textos informativos. Este nuevo sistema propuesto se fundamenta en un conjunto de plantillas ya determinadas en las que el periodista escribe y luego el diseñador ajusta. Acelera el proceso de armado del diario y por tanto de producción notablemente con respecto a la metodología que venían aplicando. El trabajo llevó meses de aplicación y de ajustes. Fue testado en dos oportunidades por un focus group determinado y finalmente se puso en marcha el 24 de abril de 2007.
Fue muy gratificante para el estudio experimentar el desarrollo de este trabajo, en el que nos vimos involucrados en distintos procesos y etapas, profesionales y disciplinas que en conjunto y articulados unos con otros hacen de la profesión del diseño una actividad que integra distintas actividades como un eslabón muy importante en el proceso de producción del diario.
La experiencia sustenta el crecimiento. Le da vida a los conceptos y permite que estos se apliquen, se internalicen, se critiquen, se replanteen.
De este modo, y luego de varias charlas de café sobre este tema recordábamos lo gratificante que era cuando, siendo estudiantes, nos cruzábamos con la experiencia de aquellos diseñadores que cruzaron la puerta de la facultad y lograron insertarse en un mercado laboral soñado.
El rediseño de un diario local no sucede todos los días. Nos tocó vivir algo que pocos han podido experimentar, y decidimos por estos motivos volver a la facultad a contar nuestras experiencias.
Armamos un material que nos permitiera mediar antes los alumnos con el objetivo de que la presentación no sea una simple charla, sino un debate en el que los tópicos desbordaran el tema específicamente del diseño editorial y los involucra en la problemática laboral del diseño.
Así fue, comenzamos en la Facultad de Artes y Diseño, en cuarto año, bajo la dirección del diseñador Luis Sarale, quien muy amablemente nos permitió llegar a sus alumnos. Presentamos el desarrollo de la propuesta. Las preguntas de los alumnos siempre rondaron bajo un mismo concepto: cómo lo hicieron, cómo llegaron, cómo los seleccionaron, cómo se ejecutó la aplicación. Todo bajo el paño de la experiencia.
Hubo una segunda presentación en la Universidad Mendoza, ante los alumnos de segundo, tercero y de la licenciatura en diseño bajo las mismas particularidades.
La tercera presentación se realizó en el auditorio de la Universidad del Aconcagua, ante los alumnos de diseño gráfico y publicidad de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En esta oportunidad contamos con la presencia del director editorial del diario, Lic. Marcelo López, quien no sólo habló sobre el proceso de desarrollo del diario con el nuevo sistema de plantillas, sino también de cómo este grupo de diseñadores mendocinos llegó a desarrollar la propuesta ganadora, haciendo hincapié en las posibilidades profesionales que ofrece nuestro mercado mendocino en desmedro de todo lo que "se cree" de la calidad y el nivel de profesionales de otras grandes ciudades como Buenos Aires.

A modo de Conclusión
Luego de vivir estas experiencias, que se siguen sumando, quisiera destacar a modo de conclusión un punto muy particular de la educación superior y de su fin último vinculado con el perfil profesional; tiene que ver con educar para la incertidumbre en una sociedad como la actual. Estoy convencido de que no se trata de enseñar o inculcar respuestas, sino como dice Freire, de una pedagogía de la pregunta que permita reconocer, procesar y utilizar la información. En definitiva se trata de formar perfiles profesionales para resolver problemas. En una sociedad en la que la incertidumbre crece día a día se plantean problemas cotidianos desde las relaciones inmediatas hasta la búsqueda de formas de supervivencia. La resolución de problemas está siempre orientada hacia el futuro, toda vez que ella significa el diagnóstico, la comprensión y la decisión entre más de una alternativa. Creo convincentemente y más aún después de haber experimentado mi rol como alumno, como profesional y como docente universitario que la actitud activa ante una situación nueva exige creatividad, capacidad de relacionar los conocimientos adquiridos y una búsqueda de nuevos conceptos o marcos teóricos aplicados.
Educar para la incertidumbre significa impulsar una actitud activa en el alumno ante la misma, a fin de abandonar la ilusión de certidumbre y de permitir moverse con una mente abierta a los cambios y a las transformaciones personales necesarias para sobrevivir en un espacio social tan complejo como el contemporáneo.
En educación no hay nada in-significante, por el contrario, se trata de dar sentido a lo que hacemos, incorporando mi sentido como docente y diseñador y el de los alumnos al de la cultura y del mundo. No podemos hablar de una educación con sentido sin dejar de relacionar y contextualizar experiencias y discursos. Y es en esta problemática en donde precisamente desde mi experiencia profesional y en mi actividad como diseñador se me permite promover y acompañar el aprendizaje del diseño. Desde una visión pragmática el alumno le da sentido a su aprendizaje, lo desarrolla y lo internaliza. Encuentra significaciones que le permitirá adquirir capacidades y destrezas para aplicar en cualquier futura experiencia profesional que se le plantee. En mi opinión, el camino está en educar no sólo en la creatividad, la metodología y la expresión sino fortalecer tales conceptos con una mirada real y significativa dentro del marco del perfil profesional que exige la carrera.



BIBLIOGRAFÍA

FERNANDEZ NADAL, Estela M. “Arturo Andrés Roig (192)”. En: Jalif Alicia (compiladora) y otros. Semillas en el tiempo; el latinoamericanismo filosófico contemporáneo.
1˚ ed. Mendoza. Ediunc. 2001. p. 165-187.

PRIETO CASTILLO, Daniel, “Educar con sentido, apuntes sobre el aprendizaje”, Mendoza, EDIUNC, 1995.

PRIETO CASTILLO, Daniel, “La enseñanza en la Universidad. Especialización en Docencia Universitaria” Módulo 1. Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras. UNCuyo, 2007.